jueves, 9 de enero de 2014

El Castigo de Don Victoriano.


Durante toda la noche, una fuerte tormenta de nieve cayó sobre Monte Vista, el ruido del viento, y de las marejadas acompañaron el mal dormir de Victoriano. Nunca entendió si la noche se hizo muy corta o el sueño se hizo muy largo, la cuestión grave radica en que comprendió muy tarde que las clases no habían sido suspendidas por la tormenta, ¿acaso no había sido tan fuerte como pensó?

El día parecía bello, Victoriano se levantó un poco más tarde de lo habitual, y lo primero que hizo fue desempañar el vidrio de una de las ventanas de su habitación. Al alzar la vista, vio que el jardín estaba cubierto por una gruesa capa de nieve y la Fuente de la Urna se veía más quieta que nunca. Frotó sus manos y se dijo así mismo "excelente, día libre, ahora a la ducha".

Cuando entró al comedor, hizo la reverencia de costumbre, pero esta vez, sin nadie que la viera. El salón estaba completamente vacío. Mientras se recuperaba del impacto, sintió el ruido de un bus que se alejaba, muy nervioso corrió a mirar por una de las ventanas del comedor, y un grito ahogado hizo eco en la sala. Correr detrás del bus no tenía sentido, para cuando llegara a la puerta, ya estaría lo suficientemente lejos como para que nadie lo viera ni escucharan sus gritos. No le quedó más alternativa que ir buscar su bicicleta, y pedalear lo más fuerte posible...


Tras un agotador día de escuela, lo único que quería era llegar a casa para comer algo, ya que solo había comido una manzana en todo el día. Muy lejos a sus planes de satisfacer su estómago,  lo primero que hizo al entrar al Palacio fue escuchar el largo reto de su padre, Don Pedro, quien estuvo a punto varias veces de pegarle una cachetada, aunque muchas de sus palabras dolieron más que un golpe.

Cómo es posible, que tú, quien alguna vez será Duque y Marqués y que desde tan pequeño puede jactarse de ser el ejemplo a seguir para una Princesa y dos Infantes, haya cometido la estupidez de llegar tarde a clases - gritó muy ofuscado Don Pedro - ¿acaso no te lo hemos dado todo?, ¿acaso Su Majestad no te ha tratado como si fuera la madre que no tienes? - prosiguió frunciendo el ceño - más te vale jovencito que termines la tarea a la brevedad y luego te pararás en una esquina, te quedarás de pie en un rincón mirando el suelo, hasta que yo vuelva y diga basta, y ruega a Dios que Hank no se entere, porque ya sabes el carácter explosivo que tiene.


Demoró en hacer las tareas, por un lado tenía pena, por el otro rabia. Muy dentro de si quería mandar todo a la mierda, se imaginaba como un esclavo haciendo trabajos forzados, sin comer y debiendo soportar castigos. Dos voces lo hacían desconcentrarse, una era el ruido de su estómago, que cada tanto le recordaba que necesitaba comer, y otra eran las duras palabras de su padre, destacando el hecho de que no tenía madre, sin duda, esas palabras no las olvidaría jamás.

Una vez acabada la tarea, cumplió estoicamente su castigo, de pie frente a una ventana empañada, que como cruel tortura china, le recordó su relajado amanecer. Mientras más veía como nevaba, más le ardía el cuerpo, más le dolía el alma, más frío era su corazón. De pronto todo se nubló, la confusión se adueñó de Victoriano, "¿día libre?, ¿día preso?", el hambre ya lo tenía al borde del desmayo.

Casi 45 minutos pasaron, hasta que Don Pedro le dijo a su hijo que ya podía ir a comer. Victoriano abandonó su posición, y caminó al comedor, sin dirigir ni su mirada ni palabra alguna a su padre.


Silvestre, el Mayordomo de Palacio, apiadado por el error y castigo de Victoriano, le tenía preparado una rica cena caliente y su postre favorito, sin embargo, sus esfuerzos no dieron el fruto esperado, porque Victoriano comía desganado, con la vista perdida y con los ojos vidriosos. Levantarle el ánimo no sería tarea fácil, y más allá no convenía meterse, pensó.

El azúcar de la tartaleta, lejos de endulzarle el corazón, le dieron la energía a Victoriano para tramar su venganza. Así como el castigo fue desmedido e injusto, a ojos de él, su padre tendría que vivir algo desmedido e injusto.

Sigiloso, caminando en puntillas, entró al baño de su tío, el Príncipe Consorte, Don Scot, y soltó cada una de las llaves de agua de los lavamanos, con la esperanza que al ser usados, Don Scot quedara empapado de pies a cabeza, y culpara a su padre Don Pedro del hecho, puesto que es muy conocida la historia de que papá fue castigado cuando hizo esa misma broma en su colegio cuando pequeño. Cuando por fin soltó la última llave, un golpe de alegría y de malvada felicidad lo invadió, todo había salido perfecto, nadie lo había visto, nadie escuchó nada.




Cuando Victoriano se iba a ir a acostar, Don Pedro se acercó a su hijo, y lo tomó del hombro, para decirle: Hijo, perdón por mis palabras, pero espero que hayas entendido la lección, y que entiendas que el castigo y mis duras palabras fue para convertirte en un buen hombre, eres mi heredero, llevas mi apellido, y sí, quizás no tenemos la misma sangre, pero tenemos algo que nos une mil veces más que eso, amor mutuo - luego se le acercó a la oreja - para que tu castigo no sea tan fuerte, y como sé que no se volverá a repetir, porque confío plenamente en ti, no le contaré a Hank de esto, será nuestro secreto, ahora dame un abrazo.

Las lágrimas nublaron por un momento la vista de Victoriano, su garganta estaba apretada, no podía decir nada. Don Pedro, se fue muy contento pensando que esas lágrimas eran de arrepentimiento, sin saber que en realidad eran de culpabilidad, después de todo, la trampa ya estaba lista y no podía ser desmontada sin que lo descubrieran porque la reina ya estaba en sus aposentos.

Don Victoriano, caminó lentamente hasta su habitación, mientras se decía a si mismo "Ay Dios mio, la que me espera".



6 comentarios:

  1. Oooohhh pobrecito :S y luego así pasa (eso me han contado) :D

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    1. Hola Ciny:

      A todos los niños y adolescentes les pasa lo mismo alguna vez en la vida.
      jajajajaja

      Un abrazo, gracias.

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  2. Oh, pobre Don Victoriano, la que se le va a armar. Y ya que lo habían perdonado! XD

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  3. Ana:

    Cada día creo que voy a publicar más en este blog :P

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  4. Lo que es una historia sencilla explicada con tus palabras se convierte en un relato que nada tiene que envidiar de los escritores profesionales. Te aseguro que mientras lo leía iba pensando: "Qué preciosa manera de relatar!"
    Un abrazo Daniel, y sigue con tus maravillosas historias! :D

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    1. Keiko:

      Gracias, la idea es que así uno mis pasiones y mis gustos, con la distracción y el descanso mental. Me divierto con eso cuando le puedo dedicar un tiempo.

      Siempre he dicho que en mi mente va ocurriendo una historia de novela que nada tiene que ver con el juego, imagino lo que dicen, lo que piensan y lo que sienten. Escribiendo se plasma en parte eso.

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